CURSO: Hacia una Filósofia Política Crítica

CURSO: Hacia una Filósofia Política Crítica
Enrique Dussel, Filósofo

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sábado, 16 de julio de 2011

EN EL BICENTENARIO

EN  BARUTA TODOS SOMOS NIÑOS EN LA PLAZA BOLÍVAR DEL MUNICIPIO BARUTA.

DÍA DE LA NIÑA Y EL NIÑO EN EL BICENTENARIO


 DOMINGO 17 DE JULIO DE 2011.
De 10 AM a 4PM.

Habrá:
Cuenta Cuentos, Pintacaritas, Elaboración de Títeres y de Papagayos.
JUEGOS TRADICIONALES ccomo Yoyos, Perinolas, Gurrufíos, Metras,
MUSICA con:
- Agrupación Cultural Kolingtan Angklung
- Danzas nacionalistas y folclóricas DanFrank
- Dementes liricales (rap y teatro)

COMPETENCIAS
- Carrera de Saco
- Jalar el mecate
- Pise (Stop)
- Ajedrez
- Domino

COLCHONES INFLABLES

sábado, 9 de julio de 2011

 Disfrutenlo y Pa' lante COMANDANTE.

Una declaración brillante y valiente.

3 Julio 2011
La atención a otros asuntos ahora prioritarios, me apartaron momentáneamente de la frecuencia con que elaboré reflexiones durante el año 2010, sin embargo, la proclama del líder revolucionario Hugo Chávez Frías el pasado jueves 30 me obliga a escribir estas líneas.
El presidente de Venezuela es uno de los hombres que más ha hecho por la salud y educación de su pueblo; como son temas en los que mayor experiencia ha acumulado la Revolución cubana, gustosamente colaboramos al máximo en ambos campos con este hermano país.
No se trata en absoluto de que ese país careciera de médicos, por el contrario, los poseía en abundancia e incluso entre ellos profesionales de calidad, como en otros países de América Latina. Se trata de una cuestión social. Los mejores médicos y los más sofisticados equipos podrían estar, como en todos los países capitalistas, al servicio de la medicina privada. A veces ni siquiera eso, porque en el capitalismo subdesarrollado, como el que existía en Venezuela, la clase rica contaba con medios suficientes para acudir a los mejores hospitales de Estados Unidos o Europa, algo que era y es habitual sin que nadie pueda negarlo.
Peor aún, Estados Unidos y Europa se han caracterizado por seducir a los mejores especialistas de cualquier país explotado del Tercer Mundo para que abandonen su patria y emigren a las sociedades de consumo. Formar médicos para ese mundo en los países desarrollados implica fabulosas sumas que millones de familias pobres de América Latina y el Caribe, no podrían pagar nunca. En Cuba sucedía eso hasta que la Revolución aceptó el reto, no solo de formar médicos capaces de servir a nuestro país, sino a otros pueblos de América Latina, el Caribe o del mundo.
Jamás hemos arrebatado las inteligencias a otros pueblos. En cambio en Cuba se han formado gratuitamente decenas de miles de médicos y otros profesionales de alto nivel para devolverlos a sus propios países.
Gracias a sus profundas revoluciones bolivarianas y martianas, Venezuela y Cuba son países donde la salud y la educación se han desarrollado extraordinariamente. Todos los ciudadanos tienen derecho real a recibir gratuitamente educación general y formación profesional, algo que Estados Unidos no ha podido ni podrá garantizar a todos sus habitantes. Lo real es que el gobierno de ese país invierte cada año un millón de millones de dólares en su aparato militar y sus aventuras bélicas. Es además el mayor exportador de armas e instrumentos de muerte y el mayor mercado de drogas del mundo. Debido a ese tráfico, decenas de miles de latinoamericanos pierden la vida cada año.
Es algo tan real y tan conocido, que hace más de 50 años, un Presidente de origen militar denunció, con tono amargo, el poder decisivo acumulado por el complejo militar industrial en ese país.
Estas palabras estarían de más si no mediara la odiosa y repugnante campaña desatada por los medios de difusión masiva de la oligarquía venezolana, al servicio de ese imperio, utilizando las dificultades de salud que atraviesa el Presidente bolivariano. A este nos une una estrecha e indestructible amistad, surgida desde que visitó por primera vez nuestra patria, el 13 de diciembre de 1994.
A algunos les extrañó la coincidencia de su visita a Cuba con la necesidad de atención médica que se produjo. El Presidente venezolano visitó a nuestro país con el mismo objetivo que lo llevó a Brasil y Ecuador. No traía intención alguna de recibir servicios médicos en nuestra patria.
Como se conoce un grupo de especialistas cubanos de la salud prestan, desde hace años, sus servicios al Presidente venezolano, que fiel a sus principios bolivarianos, jamás vio en ellos extranjeros indeseables, sino hijos de la gran Patria Latinoamericana por la cual luchó el Libertador hasta el último aliento de su vida.
El primer contingente de médicos cubanos partió hacia Venezuela cuando se produjo la tragedia en el estado de Vargas, que costó miles de vidas a ese noble pueblo. Esta acción de solidaridad no era nueva, constituía una tradición arraigada en nuestra patria desde los primeros años de la Revolución; desde que hace casi medio siglo médicos cubanos fueron enviados a la recién independizada Argelia. Esa tradición se profundizó a medida que la Revolución cubana, en medio de un cruel bloqueo, formaba médicos internacionalistas. Países como Perú, la Nicaragua de Somoza y otros del hemisferio y el Tercer Mundo, sufrieron tragedias por terremotos u otras causas que requirieron la solidaridad de Cuba. Así nuestra patria se convirtió en la nación del mundo con más alto índice de médicos y personal especializado en salud, con elevados niveles de experiencia y capacidad profesional.
El Presidente Chávez se esmeró en la atención de nuestro personal de salud. Así nació y se desarrolló el vínculo de confianza y amistad entre él y los médicos cubanos que fueron siempre muy sensibles al trato del líder venezolano, el cual por su parte, fue capaz de crear miles de centros de salud y dotarlos de los equipos necesarios para prestar servicios gratuitos a todos los venezolanos. Ningún gobierno del mundo hizo tanto, en tan breve tiempo, por la salud de su pueblo.
Un elevado porcentaje de personal cubano de la salud prestó servicios en Venezuela y muchos de ellos actuaron además como docentes en determinadas materias impartidas para la formación de más de 20 mil jóvenes venezolanos que comienzan a graduarse como médicos. Muchos de ellos comenzaron sus estudios en nuestro propio país. Los médicos internacionalistas integrantes del Batallón 51, graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina, han ganado un sólido prestigio en el cumplimiento de complejas y difíciles misiones. Sobre esas bases se desarrollaron mis relaciones en ese campo con el presidente Hugo Chávez.
Debo añadir que a lo largo de más de doce años desde el 2 de febrero del año 1999, el Presidente y líder de la Revolución venezolana no ha descansado un solo día, y en eso ocupa un lugar único en la historia de este hemisferio. Todas sus energías, las ha consagrado a la Revolución.
Podría afirmarse que por cada hora extra que Chávez dedica a su trabajo, un Presidente de Estados Unidos, descansa dos.
Era difícil, casi imposible, que su salud no sufriera algún quebranto y eso sucedió en los últimos meses.
Persona  habituada a los rigores de la vida militar, soportaba estoicamente los dolores y molestias que con frecuencia creciente lo afectaban. Dadas las relaciones de amistad desarrolladas y los intercambios constantes entre Cuba y Venezuela, sumado a mi experiencia personal con relación a la salud, que viví desde la proclama del 30 de julio del año 2006, no es raro que me percatara de la necesidad de un chequeo riguroso de la salud del Presidente. Es demasiado generoso de su parte,  atribuirme algún mérito especial en este asunto.
Admito, desde luego, que no fue fácil la tarea que me impuse. No era para mí difícil percatarme de que su salud no andaba bien. Habían transcurrido 7 meses desde que se realizó su última visita a Cuba. El equipo médico dedicado a la atención de su salud me había rogado que hiciera esa gestión. Desde el primer momento la actitud del Presidente era informar al pueblo, con absoluta claridad, su estado de salud. Por ello, estando a punto ya de regresar, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, informó al pueblo sobre su salud hasta ese instante y prometió mantenerlo detalladamente informado.
Cada cura iba acompañada por rigurosos análisis celulares y de laboratorio, que en tales circunstancias se realizan.
Uno de los exámenes, varios días posteriores a la primera intervención, arrojó resultados que determinaron una medida quirúrgica más radical y el tratamiento especial del paciente.
En su digno mensaje del 30 de junio, el Presidente notablemente recuperado habla de su estado de salud con toda claridad.
Admito que para mí no fue fácil la tarea de informar al amigo de la nueva situación. Pude apreciar la dignidad con que recibió la noticia que -para él con tantas tareas importantes que llevaba en la mente, entre ellas el acto conmemorativo del Bicentenario y la formalización del acuerdo sobre la unidad de América Latina y el Caribe- mucho más que los sufrimientos físicos que implicaba una cirugía radical, significa una prueba que como expresó la hizo comparar con los momentos duros que le tocó enfrentar en su vida de combatiente indoblegable.
Junto a él, el equipo de personas que lo atienden y que él calificó de sublimes, han librado la magnífica batalla de la que he sido testigo.
Sin vacilación afirmo que los resultados son impresionantes y que el paciente ha librado una batalla decisiva que lo conducirá y con él a Venezuela, a una gran victoria.
Hay que hacer que su alegato se comunique al pie de la letra en todas las lenguas, pero sobre todo que sea traducido y subtitulado al inglés, un idioma que pueda entenderse, en esta Torre de Babel en que el imperialismo ha convertido al mundo.
Ahora los enemigos externos e internos de Hugo Chávez están a merced de sus palabras y sus iniciativas. Habrá sin dudas sorpresas para ellos. Brindémosle el más firme apoyo y confianza. Las mentiras del imperio y la traición de los vendepatrias serán derrotadas. Hoy hay millones de venezolanos combativos y conscientes, que la oligarquía y el imperio no podrán volver a someter jamás.

Fidel Castro Ruz
Julio 3 de 2011
4 y 12  p.m.
Nuestra Declaración de Independencia
5 de Julio de 1811.

Por: Gil Ricardo Salamé

Quiero dedicar muy especialmente la narración de este épico pedazo de nuestra Historia Patria al comandante presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, quien ha librado más de una batalla por nuestra independencia política y económica
Mucho se ha hablado últimamente de nuestro primer grito de independencia y se ha puesto como tal el 19 de abril de 1810, cuando en esa fecha fue obligado a dimitir el gobernador
Vicente Emparan y se formó una junta independiente de gobierno pero que apoyaba al monarca español Fernando VII y todavía el 5 de julio de 1811 en la Asamblea Constituyente que se reunió ese día, había un grupo de españoles realista que apoyaban a su rey. Pero antes de entrar en el tema de la declaración de nuestra independencia veamos quiénes fueron nuestros forjadores de la independencia. Como reza la  Historia de Venezuela del hermano Lasallista Nectario María que aprendimos cuando niños, los primeros que lucharon por nuestra independencia fueron el cacique Guacaipuro década de 1560, José Leonardo Chirinos, zambo esclavo de los Chirinos (1754 -1796) quien se reveló el 10 de mayo de 1795, Manuel Gual y José María España cuya conspiración tuvo lugar a mediados del año 1797 y terminó el 8 de mayo de 1799. Esta revuelta es considerada por los historiadores la más organizada que se tuvo antes de la llegada del 19 de abril de 1810, en dicha revuelta se quería derrotar a los representantes de la monarquía española y establecer una república la cual establecía la igualdad para sus habitantes independientemente de su raza o religión. El Derecho del hombre y de los ciudadanos fue el mejor documento emanado de esa conspiración contra la monarquía española, tenía varias máximas republicanas y un discurso dedicado a los americanos.  El movimiento fue develado, los españoles reaccionaron y buscaron por todas partes a quienes conspiraban contra ellos, pusieron a muchos conspiradores presos, le pusieron precio a las cabezas de Manuel Gual y de José María España, quienes huyeron a las Antillas. España después de haber estado en varias islas del Caribe, entre ellas Curazao, Guadalupe, Martinica, San Thomas y Trinidad decidió regresar a su patria, desembarcando en la Guaira pero fue traicionado por un sirviente suyo, fue hecho preso por los españoles y fusilado en la Plaza Mayor, hoy Plaza Bolívar. Por su parte Gual permaneció en Trinidad, desde allí tuvo comunicación con el General Francisco de Miranda, veamos el párrafo de una carta que le escribió Miranda en 1799, que aparece en www. francisco de miranda. Imfo/es/documentos/cartagua,htm
      “Acerca del Gobernador de Trinidad debo prevenir a Vm. que yo le he creído un hombre amigo y favorable a nuestra independencia, hasta de poco tiempo a esta parte que su conducta me ha hecho suspender el juicio; y así convendría que se condujese V. con precaución y reserva con este personaje. Si acaso quiere vejar a V. o tratarle mal (como lo hizo con nuestro comisario Don P. Caro) procure V. irse a los E.U. de América y preséntese allí en mi nombre al General Hamilton, que es el segundo Comandante General del Ejército Americano, y dará a V. sin duda acogida honrosa. Puede V. también abrirse enteramente con él, pues es acaso el más fiel amigo que tiene nuestra Libertad e Independencia en todo el mundo. Sin embargo, no conviene precipitar nada en este crítico momento, y V. haga por aguardar hasta que reciba mis noticias posteriores.”
Gual permaneció en Trinidad, había querido invadir a Venezuela conjuntamente con Miranda, no lo pudo hacer y murió envenenado por un espía en 1800
La conspiración contra el dominio español no cesó, continuas reuniones secretas se efectuaron donde se reunían civiles y militares para elaborar planes pero la independencia de Venezuela. Así llegamos al 19 de abril de 1810, el mal llamado “Primer Grito de la Independencia” no obstante, a pesar de haber hecho renunciar a Vicente Emparan,  ese día no se gritó independencia. Esa revuelta se hizo para desconocer a la monarquía francesa y continuar apoyando a Fernando VII, se logró con la renuncia del Gobernador  formar un gobierno propio que fue la base para posteriormente declararnos independientes de España un año y casi tres meses después, el 5 de julio de 1811.
Demos una mirada a España y contemplemos lo que allí sucedía, en España, los problemas europeos obligaron a Napoleón abandonar España (17 de enero de 1809) sin haberla realmente conquistado. “Sus errores en España tanto en la dispersión de fuerzas para ocupar todas las provincias como los políticos le iban a costar caro a Napoleón, fue derrotado finalmente en 1815.” Como podemos leer en la página 274 de la Historia de España volumen VII – Centralismo, Ilustración y Agonía del Antiguo Régimen (1715 -1833) Emiliano Fernández de Pinedo, Alberto Gil Novales y Albert Dérozier.  Editorial Labor S.A. Segunda Edición Madrid 1981.      
Los principales actores de nuestra Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811 fueron nada menos que el Generalísimo Francisco de Miranda y Simón Bolívar. Miranda en 1810 había editado el periódico El Colombiano. Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez fueron como comisionados a Londres ante el Gobierno Inglés. Allí Miranda los atiendió, prestándole su valiosa colaboración.  A Miranda lo había buscado Bolívar  en Londres para que viniese para ayudarlo en la campaña por la independencia de Venezuela,  se había retirado a esa ciudad después de su frustrada empresa de 1806  y allí se encontró con la comisión venezolana que pasó a gestionar el auxilio de Inglaterra en pro de la revolución. Como quiera que esa comisión sólo consiguiera del gobierno británico buenas palabras y consejos de reconciliación con España, pero ninguna promesa de apoyo material, se conoció que Venezuela no podía contar sino consigo misma y que los sublevados necesitaba a un jefe experto de prestigio y de valor probado. Miranda era el que reunía esas condiciones, por lo cual Bolívar conversó con él y se lo trajo a Venezuela   y  Miranda creyó que había llegado el momento de cumplir su sueño, de libertar a Venezuela.  
El Generalísimo actuó en la sociedad Patriótica. Asistió al primer Congreso Constituyente de la República como Diputado por el Pao, de Barcelona, en la Asamblea Constituyente. En efecto, el 2 de marzo de 1811 se reunió la Asamblea en Caracas. Las elecciones se habían hecho con toda tranquilidad en las provincias que reconocían la autoridad de la junta  resultando elegidos cuarenta y cuatro diputados, con el nombre de Provincia Unidas de Venezuela para sostener los derechos de Fernando VII y para que gobernarse sin estar sometidos a las autoridades existentes en España. Los diputados estaban fraccionados entre los partidos republicanos y realistas. Eran americanos y españoles, por lo cual no reinaba entre ellos la unidad. Aquí podemos notar claramente que todavía el 5 de julio de 1811 existían personas que reconocían a Fernando VII como su monarca. 
Lo primero que se hizo ese día fue nombrar un triunvirato que se constituyera en la Junta Gobernativa y se encargara del poder ejecutivo, fueron electos Baltasar Padrón, Cristóbal Mendoza, y  Juan Escalona, abogados los dos primeros y coronel de la milicia el tercero.
No pasó mucho tiempo sin que el congreso, tuviera que luchar con la presión de algunos de sus miembros de más acaloradas tendencias.
A los fogosos discursos que se pronunciaban en dicha sociedad, de la que fue nombrado presidente el general Miranda, se le unió la prensa que contando con una gran libertad apoyó el esfuerzo de oradores populares, así como la propaganda ejercida por medio de la palabra o de la pluma por varios extranjeros que, al tener noticias de la revolución del 19 de abril, acudieron a Venezuela a pescar en río revuelto.
Cita José Coreleu, en la página 19 de su libro América Historia de su Colonización Dominación e Independencia, “No se necesitaban ser muy perspicaces los españoles defensores sinceros de los derechos de Fernando VII y los americanos con sus ideas simpatizaban para comprender que por tal camino la revolución llegaría a sus últimos extremos.”
Los revolucionarios pensaron que no existía acomodo alguno, con los que consideraban eran sus enemigos, y no les quedaba otro remedio sino perder todo lo adquirido volviéndose a someter incondicionalmente al gobierno español o llevar adelante la revolución arrastrando todas sus consecuencia y peligros. Optaron por lo último y procuraron fomentar la excitación en la capital. La Sociedad Patriótica extremó sus predicaciones que pretendía aumentar el descontento causado por las vacilaciones del Congreso entretenido en discutir una Constitución, cuyo debate llevaba ya más de cuatro meses a causa de las divergencias de opinión de los diputados; y por fin el 5 de julio, una considerable muchedumbre invadió el local de la Asamblea y ocupando las galerías y las tribunas.
Aquel día se iba a discutir uno de los artículos en que se proponía la independencia de Venezuela, y las masas populares acudieron a la sesión con el objeto de influir con su presencia el resultado del debate y resultó que en aquella misma asamblea se votó por la Independencia de Venezuela. Se le encargó a Germán Roscio y a Francisco Isnardi su elaboración, fue aprobada el día 7 por todos los diputados, con la sola excepción del padre Manuel Maya, diputado de la Grita. Poco a poco la fueron firmando los representantes, hasta que el 16 de agosto estamparon la última firma. El Acta de la Independencia en uno de sus párrafos dice, …”que su providencia nos restituye el deseo de vivir y morir libres” Más adelante podemos leer, “nosotros, pues, a nombre y con voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela,   declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias Unidas que son y deben ser desde hoy de hecho y derecho Estados Unidos soberanos e independientes, y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la corona de España, pudiendo como tales darse la forma de gobierno más conforme a la voluntad general.” 
El Acta de la Independencia que en nombre de Dios todo poderoso  se firmó, lo hicieron  los representantes de siete provincias, a saber: Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo que formaban la Confederación americana de Venezuela en continente  meridional, reunidos en congreso. De allí nació nuestra bandera con siete estrellas que fue aprobada el 12 de mayo de 1817, posteriormente al aumentarse el número de provincias a nuestra patria  con la inclusión de Guayana, el Libertador Simón Bolívar  decretó el 20 de noviembre de ese mismo año 1817 que se añadiera la octava estrella a la bandera nacional, cosa que nunca se cumplió hasta que la Asamblea Nacional del gobierno revolucionario del presidente Chávez aprobó el 9 de marzo de 2006 su inclusión.  
(*) Economista e  historiador 
  gilrsalame@yahoo.com 

lunes, 4 de julio de 2011



 La verdad....


Volvio, volvio, volvio



Y AHORA TODOS A LA BATALLA, SIN DUDAS !!! Y UNIDOS...