Por Sabino Barroso Pimentel
El día de su nacimiento y su nombre:
Simón Bolívar nació en Caracas el 24 de Julio de 1873 ‑ consta en su Acta de Bautismo‑. La anterior es una proposición que los venezolanos desde nuestra infancia, en edad escolar, aprendemos y repetimos hasta el final de nuestros días o hasta muchos años después de aprendido. Lo dicho de último; hasta muchos años después…, obedece a que (presuntamente) no es tan cierto que Bolívar haya nacido el 24 de julio, sino el 25, día del apóstol Santiago –patrono de España‑ en el Santoral, de acuerdo con una conversación del Libertador con su edecán Francisco O’Leary, y que éste describe lo dicho por Bolívar así:
Ahí mismo mi padre me cambió mi fecha de nacimiento a la del día anterior, 24 de julio, por zafarse del nombre Santiago, y para quitarse de encima a mi abuelo que por beato que fuera, no iba preparado para tamaña argucia ni sabía tanto el Martirologio Romano como para poder chistar… Allí mismo también empezaron mis problemas con la familia Palacios, pero, me llamé Simón. Y no nací el 24 sino el 25 de julio.
Otras fuentes confirman que su fecha de nacimiento es el 25 de julio, con base en una carta que dirigiera a su prima y novia Fanny du Villars, a quien Bolívar llamaba Teresa (no sé el porqué), en la que le confiesa lo siguiente:
Mi abuelo, como Alférez Real que era, se comportaba como un viejo requeté godo y sumamente beato, e insistía que mi padre me diera el nombre del santo del día en que realmente nací, el 25 de julio, o sea el del apóstol Santiago, el más chapetón de los santos, ya que es el único que lleva la Santidad en el nombre y por tanto nunca se le dice San Santiago.
Pero por si lo anterior resulta poco, Bolívar hace mención a la real fecha de su nacimiento, en una carta que le dirigiera a Antonio José de Sucre el 25 de julio de 1820:
La Batalla del Pantano de Vargas ocurrió el 25 de julio 1819, y el 25 de julio fue la fecha efectiva de mi nacimiento, según me lo confirma el Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, al escribirme para mi cumpleaños y conmemoración del primer aniversario de la famosa batalla.
Aparte de que si se atendía a que el día de su nacimiento fue un 25 de julio, debía llamarse Santiago, hay otras consideraciones que remiten a que su nombre debió ser Pedro José Antonio de la Santísima Trinidad, como lo deseaba su madre María de la Concepción, y así lo escribió en un papel que entregó al presbítero Juan Félix Jerez y Aristeguieta, en el momento del bautizo. Simón, porque era el nombre del hijo de un sastre a quien el venerado Nazareno recién había hecho un milagro y de la Santísima Trinidad, porque el día de su nacimiento se concluyó el templo de la Santísima Trinidad. Y porque la madre sintiéndose muy mal durante su embarazo, en un momento de sosiego, presiente que concebirá a un varón, y en esa circunstancia hace un juramento: Dios mío, salva a mi hijo y prometo que llevará por nombre Santísima Trinidad.
Transcurridos siete días del milagro, la rancia sociedad mantuana de Caracas se engalana para asistir al bautizo del nuevo miembro de la familia Bolívar, en la Santa Iglesia Catedral de Caracas. Su padrino, el abuelo materno del niño: don Feliciano Palacios y Sojo, lo esperaba al pie de la pila bautismal, cuando el presbítero vierte el agua sobre la cabeza de Simoncito, en lugar de nombrarlo Pedro, lo llama en voz baja: Simón.
Luego, en el agasajo, cuando el Coronel Bolívar brinda por su hijo Pedro, el presbítero Aristeguieta lo corrige: No se llama Pedro… su nombre es Simón, Juan Vicente contrariado le reclama al cura y éste le contesta que una extraña voz interior, una inspiración que probablemente venga de Dios, le ha puesto Simón, porque este niño será Simón el Macabeo Salvador de América. Y vaya que si lo fue, lo es y lo será...
Otra historia es el lugar de su nacimiento, es casi unánime entre los pobladores de Capaya, afirmar que Bolívar nació en esa localidad y lo razonan con visos de credibilidad. Más o menos lo mismo ocurre en San Mateo.
Sus orígenes y su apellido Bolíbar:
Los Bolíbar son naturales del País Vasco o Euskadi.
El quinto abuelo paterno del Libertador, Simón Bolívar (el Viejo), es natural de la puebla de Santo Tomás de Bolíbar, y fue el fundador de la familia Bolívar en Venezuela.
Desde Vizcaya, hacia 1577, emigró a la isla de Santo Domingo donde residió durante unos treinta años, ejerciendo como Escribano de Gobierno y Secretario de Cámara de la Real Audiencia. En 1589, habiendo enviudado, marcha a Venezuela con el gobernador don Diego de Osorio y Villegas, quien lo nombra Contador y Juez Oficial de la Real Audiencia en calidad de Escribano de residencia
En febrero de 1600 contrae matrimonio, por segunda vez, a los sesenta años con doña María Maldonado de Luyando, también viuda. Muere en Caracas el 09 de marzo de 1612, dejando dos hijos de su primer matrimonio con doña Ana Hernández de Castro, uno de ellos es Simón de Bolívar (el Mozo). Simón Bolívar (el Viejo) como hemos visto era de apellido Bolíbar, pero por error del escribano, cambió la “b” labial por la “v” labiodental, al registrar el nacimiento de su hijo Simón (el Mozo), primer Bolívar nacido en América.
Su crianza:
Al nacer el niño Simón, su madre doña María de la Concepción, por sus quebrantos de salud no pudo amamantarlo, y su lactancia quedó a cargo, en primera instancia de una amiga; Inés Mancebo de Miyares, y después de su nodriza; la esclava Hipólita, conocida como la Negra Hipólita, a quien Bolívar amó con dilecta deferencia, la tomó siempre como su padre y su madre.
La Negra Hipólita acompañó a Bolívar en las batallas de San Mateo, y cuando el Libertador entró triunfante a Caracas en 1827, estando en el palio… ve entre la multitud a su Negra Hipólita, Bolívar abandona su puesto y se lanza en los brazos de ella, quien lloraba de la felicidad al tener estrechado a su Simoncito, el Libertador.
E igual, la negra Matea, jugó un papel destacado en la infancia de Simoncito.
Se hace necesaria una digresión con relación al título de Libertador, a Bolívar se le confirió un título cuyo nombre es Libertador, sin el artículo “El”, por tanto es erróneo referirse a El Libertador o a de El Libertador, etcétera.
Su infancia:
No es mucho lo anecdótico de Bolívar que sea poco conocido de la infancia de Simón Bolívar, porque es bien sabida. Aunque debe decirse que gozó de una esmerada y privilegiada educación, como correspondía a un niño de su clase. Sus estudios, por tanto, no fueron formales sino que recibía lecciones en su casa, y nada menos que con maestros como José Antonio Negrete, Guillermo Pelgrón, el padre Andújar, Miguel José Sanz, Andrés Bello y don Simón Rodríguez, quien lo acompañó después de su infancia durante su estadía, en su juventud por Europa. De todos sus Maestros Bolívar atesoraba gratos recuerdos y así está documentado.
No obstante, vale la pena recordar que estando Bolívar al cuidado de Miguel José Sanz, éste se mostró estricto con el niño y, en una ocasión, le ordenó que hiciera silencio y no abriera la boca, por lo que Simoncito en una comida se cruza de brazos, sin probar bocado, Sanz le inquiere el porqué no come, el futuro Libertador le riposta… Porque usted me ordenó que no abriera la boca.
Por demás, es bien sabido que el 19 de enero de 1824, Bolívar le escribió desde Pativilca a don Simón Rodríguez una carta que comienza así: ¡Oh mi Maestro! ¡oh mi Amigo! ¡oh mi Robinson! […] Sin duda es V. el hombre más extraordinario del mundo…, comentarios huelgan.
Su primera carta:
En un viaje a España, Bolívar escribe el 20 de marzo de 1799, la primera carta de la que se tenga conocimiento, la dirigió a su tutor don Pedro Palacios y Sojo. El texto es el siguiente:
Vera Cruz 20 de Marzo de 1799.
SEÑOR DON PEDRO PALACIOS Y SOJO.
Estimado tío mío:
Mi llegada a este puerto ha sido felismente, gracias a Dios: pero nos hemos detenido aquí con el motibo de haber estado bloqueada la Abana, y ser preciso el pasar por allí; de sinco nabios y onse fragatas inglecas. Despues de haber gastado catorse días en la nabegasión entramos en dicho puerto el día dos de febrero con toda felicidad. Hoy me han susedido tre cosas que me an conplasido mucho: la primera es el aber sabido que salia un barco para Maracaibo y que por este conducto podia escribir a Vd. mi situasion, y participarle mi biaje que ise a México en la inteligencia que usted con el Obispo lo habían tratado, pues me allé haqui una carta para su sobrino el oidor de allí recomendandome a él, siempre que hubiese alguna detención, lo cual lo acredita esa que le entregara usted, al Obispo que le manda su sobrino el oidor, que fue en donde bibi los ocho días que estube en dicha ciudad. Dn. Pedro Miguel de Hecheberria costeo el biaje que fueron cuatrocientos pesos poco mas o meno de lo cual determinara usted, si se los paga aquí o allá a Don Juan Esteban de Hechesuria que es compañero de este Señor a quien bine rrecomendado por Hechesuria, y siendo el condudto el Obispo. Hoy a las onse de la mañana llegue de México y nos bamos a la tarde para España y pienso que tocaremos en la Abana porque ya se quitó el bloqueo que estaba en ese puerto, y por esta razón a sido el tiempo muy corto para haserme mas largo. Vsted no estrañe la mala letra pues ya lo hago medianamente pues estoy fatigado del mobimiento del coche en que hacabo de llegar, y por ser muy a la ligera* la he puesto muy mala y me ocurren todas las espesies de un golpe. Espresiones a mis ermanos y en particular a Juan Visente que ya lo estoy esperando, a mi amigo Dn. Manuel de Matos y en fin a todos a quien yo estimo. Su mas atento serbidor y su yjo.
SIMÓN BOLÍVAR.
Yo me des senbarqué en la casa de Dn. José Donato de Austrea el mario de la Basterra quien me mandó recado en cuanto llegue aquí me fuese a su casa y con mucha instancia y me daba por razón que no había fonda en este puerto.
* Tachado en el original: "pues ya me voy a embarcar". En esa carta, hay no menos de 40 errores ortográficos, sin tomar en cuenta los de acentuación, los de sintaxis… y otros. Cuánta diferencia con el Discurso de Angostura, una de las más preciadas joyas de la geopolítica y de la literatura mundial. ¡Bolívar, siempre Bolívar!
Amores de Simón Bolívar:
Que se sepa el Libertador tuvo las mujeres siguientes: María Ignacia Rodríguez, María Teresa del Toro, Teresa Lenoit, Ana Lenoit, Fanny du Villars, Josefina Machado, Asunción Jiménez, Juana Pastrana, Manuela Sáenz, Manuela Madroño, Paula Prado Y Francisca Subyaga.
El juvenil Bolívar en Europa (1804)… y al borde de la muerte:
Lo que sigue es un episodio muy poco conocido de la vida del Libertador, y está relatado por él mismo en carta a su prima Fanny du Villars, de la misma se copian fragmentos:
Una noche que estaba muy malo, me despierta Rodríguez con mi médico: los dos hablaban en alemán. […] Rodríguez vino a sentarse cerca de mí: me habló con esa bondad afectuosa que me ha manifestado siempre en las circunstancias más graves de mi vida, me reconviene con dulzura y me hace conocer que es una locura el abandonarme y quererme morir en la mitad del camino. […] ¡Ah! Rodríguez, prefiero morir. Le di la mano para suplicarle que me dejara morir tranquilo. Se vio en la fisonomía de Rodríguez una revolución súbita: queda un instante incierto, como un hombre que vacila acerca del partido que debe tomar. En este instante levanta los ojos y las manos hacia el cielo, exclamando con una voz inspirada: ¡está salvo! Se acerca a mí, toma mis manos, las aprieta con las suyas que tiemblan y están bañadas en sudor y enseguida me dice con un acento sumamente afectuoso: ¿Mi amigo, si tú fueras rico, consentirías en vivir? ¡Di, respóndeme!....Quedo irresoluto, no sabia lo que esto significaba. Respondo: Sí. ¡Ah! exclama él, nosotros estamos salvos... ¿el oro sirve pues para alguna cosa? Pues bien, ¡Simón Bolívar, sois rico! ¡Tenéis actualmente cuatro millones!!... No os pintaré querida Teresa la impresión que me hicieron estas palabras ¡tenéis actualmente cuatro millones! Tan extensa y difusa como es nuestra lengua española, es, como todas las otras impotente para explicar semejantes emociones. Los hombres las prueban pocas veces: sus palabras corresponden a las sensaciones ordinarias de este mundo; las que yo sentía eran sobrehumanas; estoy admirado de que mi organización las haya podido resistir.
Rodriguez no me había engañado: yo tenía realmente cuatro millones. Este hombre caprichoso, sin orden en sus propios negocios, que se endrogaba (endrogarse es sinónimo de endeudarse) con todo el mundo, sin pagar a nadie, hallándose muchas veces reducido a carecer de las cosas más necesarias, este hombre ha cuidado la fortuna que mi padre me ha dejado con tan buen resultado como integridad, pues la ha aumentado en un tercio. Sólo ha gastado en mi persona ocho mil francos durante los ocho años que yo he estado bajo su tutela. Ciertamente él ha debido cuidarla mucho. A decir verdad la manera como me hacia viajar era muy económica, él no ha pagado más deudas que las que contraje con mis sastres, pues la que es relativa a mi instrucción es muy pequeña respecto a que él era mi maestro universal.
A pesar de lo extenso de lo copiado me ha lucido útil hacerlo para que se perciba la terrible desolación y el profundo abatimiento de Simón Bolívar en ese momento; la intachable conducta, el amor y la honradez sin límites de don Simón Rodríguez. Así como la cortedad que Bolívar le asigna al lenguaje para explicar las intensas sensaciones humanas.
Su matrimonio:
Simón Bolívar, conoció en Madrid en el año de 1800, a María Teresa Josefa Antonia Joaquina Rodríguez del Toro y Alaiza (Madrid, 15/10/1781‑Caracas, 22/01/1803). En agosto de ese año, ya son novios. El 26 de mayo de 1802, contraen matrimonio, en el Teatrillo del Palacio del Duque Frías, donde funcionaba la Iglesia Parroquial de San José, tenían 17 y 20 años respectivamente.
El 15 de junio de 1802 parten para Caracas y llegan el 12 de julio a La Guaira. Luego de unos pocos días marchan a San Mateo, María Teresa enferma de fiebres malignas, y muere tempranamente en Caracas… Bolívar jura no reincidir en el matrimonio y lo cumplió.
Bolívar, El Loco de Casacoima:
El día 04 de julio 1817, el General Simón Bolívar, se gana el remoquete de El Loco de Casacoima. Ese día el Libertador, corrió uno de los trances más difíciles de su vida al verse acorralado por los españoles, en la Laguna de Casacoima (estado Delta Amacuro), junto con un reducido grupo de oficiales (Carlos Soublette, Jacinto Lara, Juan Bautista Arismendi) y unos pocos soldados que iban en cuatro flecheras desde el apostadero de San Miguel hacia las bocas del Orinoco, pero son avistados por el enemigo que los persigue con seis lanchas cañoneras y les disparan, ante la superioridad de los españoles los patriotas ven como única salvación lanzarse a las pantanosas aguas de la laguna para esconderse en sus matorrales. Las otras flecheras fueron capturadas y los españoles degüellan a sus ocupantes.
Los que logran escapar llegan al Trapiche de Casacoima, gracias al bravo oficial caroreño Pedro León Torres, quien con refuerzos había evadido a los españoles con dos oficiales más. Bolívar, que se había despojado de sus ropas se cubre con una bata que le facilitaron. El Libertador es presa de un estado febril y pronuncia unas palabras aparentemente incoherentes: Angostura será liberada y entonces se salvará Venezuela e iremos a libertar a la Nueva Granada y arrojando a los enemigos del resto de Venezuela, yo los conduciré a todos ustedes a libertar también a Quito, Perú, a todo el Continente Americano y llevaremos nuestros pendones victoriosos al Perú. Los presentes se desconciertan y piensan que la fiebre es la causa de esas palabras y que Bolívar estaba loco. Dionisio, el fiel asistente de Bolívar, llega de último al campamento con un enorme cuchillo y explica que el cuchillo era para matar a su Excelencia el Libertador, antes que verlo caer prisionero de los realistas.
El valiente coronel Briceño Méndez oye llorar a un oficial que dice: Todo está perdido, lo que era nuestra confianza, helo aquí loco… delirando. Pasado este terrible episodio, las victorias patriotas se suceden una tras otra y el General Bolívar escribe al general José Antonio Páez: Este golpe nos da una preponderancia eterna, y fija el destino irrevocablemente, el destino de Guayana, Barinas y aún de la Nueva Granada. El Loco de Casacoima, con su mente visionaria y su visión estratégica de los sucesos, solo conoce un derrotero: ¡Triunfar!
El Bolívar espiritual:
Es como demasiado obvio decir que el Libertador fue masón o francmasón, pues, perteneció a la Logia Lautaro o Logia de los Caballeros Americanos, fundada por Francisco de Miranda en Londres, en 1797. A dicha logia pertenecieron también; Santiago Mariño, don Andrés Bello, Luis López Méndez, Bernardo O’Higgins, José de San Martín, Ambrosio Plaza, el padre José Cortés de Madariaga, Juan Crisóstomo Falcón, y otros destacados americanos.
Diré muy brevemente que Lautaro, es el nombre del gran caudillo mapuche, que por haber vivido cautivo entre los españoles y haber sido paje del cruel conquistador de Chile, Pedro de Valdivia, aprendió a montar a caballo, a usar las armas y a conocer las tácticas militares de los españoles. Lautaro se convirtió en un gran estratega mapuche. Fue el primer guerrero indígena en hacer uso de la inteligencia o espionaje contra el enemigo de quien aprendió ese y otros medios de lucha y de guerra.
Ya en 1812, cuando el gran terremoto de Caracas, Bolívar, el jueves santo, 26 de marzo, desafía la autoridad de la Iglesia que, a través de sus representantes en la tierra, atribuye a las ansias libertarias expresadas por los patriotas desde 1810, la causa del terremoto. José Domingo Díaz, un escuálido de entonces, partidario furibundo del imperio español narra como Bolívar, en mangas de camisa, aparta a unos frailes predicadores de las ruinas y pronuncia un apasionado discurso para explicar que el sismo era un fenómeno natural ajeno al castigo de Dios y es cuando exclama: ¡Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca!
La masonería es una institución de carácter secreto, iniciática, no religiosa, filantrópica, simbólica y filosófica fundada en un sentimiento de fraternidad. Tiene como objetivo la búsqueda de la verdad a través de la razón y fomentar el desarrollo intelectual y moral del ser humano, además del progreso social.
Otra; Bolívar fue presentado por el embajador de España en el Vaticano, al Papa Pío VII, el mismo Papa que coronó a Napoleón. En esta oportunidad Bolívar sacó a relucir su vena de irreductible, al negarse a arrodillarse y a besar la cruz de las sandalias del Papa.
Sus estatuas ecuestres:
La estatua ecuestre del Libertador, que preside la Plaza Bolívar de Caracas, es obra del escultor italiano Adamo Tadolini y fue inaugurada el 07 de noviembre de 1874, bajo el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, con repique de campanas y 21 cañonazos. Con base en esa estatua se han hecho la mayoría de las demás estatuas ecuestres del Libertador.
Con relación a esta estatua pueden hacerse las consideraciones siguientes, una: que está hecha teniendo como modelo a la primera estatua ecuestre que se conozca, la de Marco Aurelio, que data del año 176, lo antedicho es una mera conjetura personal. Mas, ciertamente se trata de una replica de la estatua de la Plaza Bolívar de Lima y tiene 4 metros de altura.
Otra; que hay una conseja, según la cual el número de patas, del caballo, en el suelo se corresponde con la forma en que murió el jinete. Según lo anterior, si el caballo tiene dos patas en el aire; la persona murió en combate; si el caballo tiene una sola pata frontal levantada; el jinete murió de heridas infligidas en combate y si el caballo tiene las cuatro patas en el suelo, la persona murió de causas naturales.
Desde 1894 cuando se alumbra con electricidad a la Plaza Bolívar, no es objeto de cambios, hasta 1967, cuando se quita el piso original de mármol gris. En 2003 la Alcaldía del Municipio Libertador restaura los jardines, fuentes, alumbrado, etcétera de la Plaza Bolívar, como se vio. Desde 2010, se emprende la recuperación y restauración de todo el casco central de Caracas, se expropian inmuebles que son históricos, como los que fueron la casa donde Simón Rodríguez dio clases al Libertador y la que ocupara con su esposa María Teresa… esos inmuebles antes de ser expropiados eran asiento de comercios como zapaterías, por ejemplo.
Con relación a la estatua, cabe recordar que, Bolívar, enfermo y al borde del sepulcro, le escribe a su prima Fanny du Villars: Si yo hubiera muerto en un campo de batalla frente al enemigo, te dejaría mi gloria, la gloria que entreví a tu lado en los campos de un sol de primavera.