CURSO: Hacia una Filósofia Política Crítica

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Enrique Dussel, Filósofo

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lunes, 30 de mayo de 2011

¿Una revolución en Islandia? ¿Pero qué fue lo que pasó allí? (II).


Análisis:
Antes de nada debemos poner cada cosa en su sitio. Islandia es un caso muy particular y no debemos entrar a hacer comparaciones sin saber una serie de datos básicos:
-La población islandesa es de algo más de 330.000 habitantes. Algo más que la provincia de La Rioja y algo menos que la provincia de Orense.
-Un tercio de esta población vive en la capital (Reykjavik), y casi dos tercios viven en las cinco principales ciudades.
-Se trata de una población totalmente alfabetizada y de un nivel educativo-cultural alto.
-Sus exportaciones se basan en la pesca principalmente, así como en algo de aluminio, nuevas tecnologías y turismo. Antes de la crisis el sector financiero era uno de sus principales activos.
Digo estos datos para que tengamos en cuenta que en Islandia es relativamente fácil organizar a toda la población en poco tiempo, ya que es poca y se encuentra muy concentrada. Esto ya debería hacernos pisar el freno a la hora de intentar extrapolar lo ocurrido en Islandia con países de millones de habitantes, con población más dispersa o con menor nivel educativo-cultural. En cualquier caso, me parecen totalmente absurdas las comparaciones que desde algunos artículos se hace con las revoluciones árabes, con las que el proceso islandés tiene bastante poco que ver (salvo por el descontento con los dirigentes y la situación económica, los cuales son factores presentes en básicamente cualquier protesta de la Historia).
Lo segundo que quería definir de entrada es el concepto de revolución. Una revolución implica un cambio profundo de sistema político mediante la ruptura con el anterior. Con lo cual en Islandia NO ha habido una revolución, apenas unas protestas como las ha habido en Francia por el tema de las pensiones o en Grecia por la crisis. Aunque se acabe cambiando la constitución islandesa no habrá revolución pues se hará a través de procedimientos legales. Una reforma constitucional no es una revolución, por profunda que ésta sea .
Para analizar estos sucesos yo los dividiría en dos cuestiones fundamentales:
La crisis financiera y sus soluciones.
Si debemos sacar algo en claro de la crisis económica islandesa creo que debería ser cómo la política de desregulación financiera  ha creado una economía artificial, una burbuja que se ha llevado a medio país por delante al explotar. No hay únicamente que arreglar los problemas cíclicos del capitalismo actual. Con la información y la capacidad técnica actual hay que poder preverlos y anticiparse a ellos. Esto requiere que existan mecanismos de control ...y que se cumplan.
El problema de Islandia no fue que las empresas tuvieran impuestos bajos (de hecho, eso atrajo bastante inversión), sino que los bancos especularon cuanto quisieron. Es cierto que especularon como también lo habían hecho los bancos de otros países. Pero hay que tener en cuenta que el sector financiero tenía proporcionalmente mucho más peso en Islandia (y dependía de inversiones en EEUU).
El punto más polémico de todo fue el rescate de la banca. En otros países como EEUU o España el debate existió, pero fue mucho menos polémico (a pesar de que emplearon muchísimo más dinero en ello que Islandia). Sin embargo, aquí entramos a jugar ya en el terreno de lo psicológico, de lo cultural. La mentalidad islandesa tiene en gran estima el valor "independencia" (como así lo demuestran las encuestas). Los islandeses no soportaron bien la idea de estar dependientes del FMI, o de cualquier otro acreedor extranjero como Reino Unido y Holanda (y mucho menos cuando la deuda fueron los bancos y no el Estado quienes la contrajeron inicialmente). La facilidad de movilización antes comentada más las facilidades que aporta Internet dieron lugar a manifestaciones razonablemente multitudinarias. Éstas quizás no hubieran derrocado un gobierno en otro momento, pero dada la situación económica del país (paro, inflación, etc.) las protestas no fueron sino la gota que colmó el vaso. Así, el siguiente gobierno no tuvo más remedio que escuchar las demandas populares y, cuando el Presidente (muy hábil por su parte) se puso del lado de éstas, no quedó más remedio que convocar el referéndum.
Ahora bien, ¿debía someterse a referéndum la deuda? En España, la ley establece (acertadamente) que no puede hacerse un referéndum sobre cuestiones económicas o de tributos ya que, lógicamente, la gente siempre optará por la opción que implique pagar menos. Sin embargo, el concepto de "impuestos" se basa precisamente en que, aunque nadie quiere pagarlos individualmente, todos nos beneficiamos luego de las prestaciones que con ellos se financian. Así que la democracia directa suele ser mala consejera en estos casos.
Dicho esto, también hay que tener en cuenta que los islandeses no votaban una mera partida presupuestaria, sino toda una concepción del Estado, la economía y el derecho del pueblo a decidir qué es legítimo y qué no. Claro que la posición islandesa es bastante egoísta: para sus ciudadanos sí que garantizan los fondos de los malvados bancos, pero a los ciudadanos que tenían sus ahorros en ese mismo banco pero en otro país que les zurzan. Puede que los islandeses de a pie no tuvieran la culpa de la especulación de los altos financieros, pero los holandeses tampoco, y se van a comer el marrón gracias a un referéndum en el que, claro está, los segundos no pudieron votar.
Como decía el artículo de El País de  27/02/2011 en referencia al actual principio de recuperación económica:
<<(...) ¿Milagro? No. Esta veloz recuperación se apoya principalmente en la rapidez a la hora de gestionar la crisis y en el cumplimiento escrupuloso de un plan de reformas que prácticamente ha reconstruido la estructura financiera y económica del país. Nada más estallar la burbuja financiera, Islandia nacionalizó todo su sistema bancario, y posteriormente ha hecho un pago selectivo de sus compromisos, ha reconstruido la credibilidad en su maltrecha moneda -la corona-, ha controlado el gasto y ha reducido fuertemente las inversiones públicas.>>
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