CURSO: Hacia una Filósofia Política Crítica

CURSO: Hacia una Filósofia Política Crítica
Enrique Dussel, Filósofo

Haz Click

miércoles, 18 de agosto de 2010



Libertad de Expresión Imaginada




En 1997 el diario El Universal publicó el artículo “Patologías de la libertad de expresión” escrito por Marta Colomina. La propia periodista expone algunas claves que nos hacen ver cómo era aquella libertad imaginada en el penúltimo año de la IV República (1958-1998).

“…Ahora se habla más de la libertad de prensa que de derecho a la información. En esas circunstancias dos nuevos poderes aunque desiguales han emergido en desmedro de la libertad de expresión: el de los propietarios de los medios y los profesionales del periodismo”, reconocía Colomina.

A continuación recalcaba: “a través del dominio de procesos técnicos y de selección informativa los periodistas hemos devenido en un gremio cerrado en el que nos protegemos apelando como lo hacen los empresarios, al mismo discurso clásico sobre libertad de expresión.”

En su opinión “comúnmente, bajo el disfraz de la atención a las necesidades del perceptor, camuflamos nuestros intereses (…) más que la libertad de expresión que exige participación ciudadana algunos medios y periodistas se inclinan sólo por los temas y enfoques que les resultan rentables.

Tales puntos de vista nos dan pie para acercarnos a las voces de aquel Congreso donde se debatía sobre libertad de prensa, previo a aprobar la Ley de Ejercicio del Periodismo de 1995.

Recordaremos dos sucesos convertidos en espectáculo televisivo. En junio de1995 un enfrentamiento entre efectivos policiales y tres delincuentes dejó un saldo muertos y dos heridos luego de un prolongado secuestro perpetrado en el Urológico de San Román.

El hecho, incluido el acto fallido de rescate, fue ampliamente televisado, hasta la muerte del jefe de la Brigada de Acciones Especiales de la Policía Técnica Judicial, Sotero Pérez.

Sobre este caso, Jorge Olavarría, escribía el 4 de julio de ese año: “El efecto San Román, muy bien definido por Pablo Antillano como el shock cultural, puso en evidencia la incompetente descoordinación que el país ha venido observando en el gobierno de (Rafael) Caldera”.

Otro acontecimiento es el de tres delincuentes que en abril de 1996 entran en Terraza del Ávila al apartamento donde vivían María Alejandra Monagas y Lorena Meléndez, ambas secuestradas por varias horas. La Policía Técnica Judicial, en una acción televisada, emprende el rescate. Estalla una balacera y María Alejandra muere en el hecho.

En este caso, el show mediático fue tan grande que desde el programa “En Exclusiva” transmitido por la televisora Venevisión con Ledda Santodomingo, la periodista conversa largamente en dos oportunidades “al aire” con el secuestrador “Hornacito”, quien en un acto de egocentrismo exigía que le acompañara una cámara de televisión.

Luego en la sesión del Concejo Municipal de Caracas, conmemorativa del 19 de abril, el ministro de Relaciones Interiores, José Guillermo Anduela, dijo que hubo grave interferencia de los medios audiovisuales en la actuación policial en la tragedia del Terrazas del Ávila.

“Esto de que cuando estaban bajando los comandos policiales y se estaba transmitiendo por la televisión, no sé si el delincuente lo vio o no, pero evidentemente si sucedió lo primero fue un alerta para él”.

Marta Colomina en su columna de opinión Entrada manifestó al respecto:

“… A partir de excesos como los comedidos por los medios de comunicación (MC), particularmente por la TV -durante el trágico hecho de Terrazas del Ávila, creo firmemente que en Venezuela debe iniciarse un serio debate sobre la necesidad de definir la responsabilidad de los medios (…) Mientras los mass media formulan críticas a las instituciones sociales, estas no cuentan con los mecanismos que les permiten someter al debate los abusos de los MC”.

A su juicio “la cobertura hecha por los medios de comunicación social el 16 de abril de los sucesos de Terrazas de El Ávila fue digna de comparación con los reality shows como “Cristina”, “Geraldo” y “Ocurrió Así”, donde se confundió la diferencia entre información y extralimitación”.

Colomina en su ponencia “Los pecados capitales del periodista” llegó a argumentar que “los canales de TV están abusando de su poder como recurso público para transmitir información.

No hay comentarios:

Publicar un comentario